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Mostrando entradas de julio, 2017

Aroma

        Lo tiene todo preparado. Lleva semanas escogiendo la ropa que ahora tiene encima de la cama. La camiseta de tirantes color burdeos con un fino encaje en el escote, esa falda negra tipo lápiz que aparece adornando el cuerpo de su madre en todas sus fotos de juventud y las sandalias que Laura le regaló por su último cumpleaños. En cuanto al maquillaje, ha decidido que sea discreto pero que marque esos ojos que tanto han llorado y que ahora reflejan esperanza. El último toque son unas gotas de un perfume que su padre le ha dejado esta mañana en la almohada junto a una nota: “no hagas esperar más a la vida”. Sus piernas tiemblan cuando da sus primeros pasos por la acera, se para un instante, respira hondo, asiente con decisión  y recupera la marcha con paso firme. Al final de la calle se ve la plaza donde sus amigos aguardan, entre cientos de personas, rodeados de música y color.  Hoy Rosa es más Rosa que nunca y menos Mario, deja atrás los miedos y se de

1957

        Se le habían pegado las sábanas y tuvo que bajar las escaleras corriendo mientras se abrochaba los diminutos botones de la rebeca y se recogía el pelo en una coleta alta que dejaba escapar rebeldes mechones adornando su rostro. Su madre gritaba desde la puerta, encaramada a la pasarela “¡Niña, por lo que más quieras, Doña Pilar no nos ha hecho el favor de darte sustento para que llegues tarde!” y con las últimas sílabas el portal se cerró tras ella.             El ruido de sus pisadas al corretear por los adoquines resonaba en las calles adormecidas de Madrid. Como cada mañana, Lola la estaba esperando en la puerta de la pastelería de Doña Herminia luchando por no hincarle el diente a uno de esos bollos redonditos y esponjosos que inundaban la calle de un aroma dulzón. —¡Tardona! —dijo su amiga empezando a caminar en la dirección del taller. —No tengo ganas de que la sargento nos amenice la mañana con sus regañinas como si no nos hubiéramos librado todavía de las monja